Foto: Cortesía |
Ramón Eduardo
Castro.- El tiempo presente siempre hará que un acontecimiento sea
disfrutado y celebrado, pero inevitablemente lo que logra el tiempo es algo
totalmente diferente: añejar el recuerdo y hacerlo más valioso.
La historia del deporte venezolano en conjunto guarda muchas
emociones pero pocos resultados relevantes concretos. El más importante está
archivado en 1941 cuando aquel año nacieron “Los Héroes del 41”, equipo de béisbol que se tituló en el
campeonato mundial amateur luego de vencer en la final a Cuba.
El hecho se convirtió
en trascendental porque construyó los cimientos del deporte más practicado en
el país; con ello la propagación de la disciplina, el aumento de su auge y la
consecuente creación del éxito que hasta hoy en día existe. La producción
de peloteros ha sido inagotable y el reconocimiento y proyección internacional
no cesa, y probablemente no cesará.
Pasó muchísimo tiempo y Venezuela seguía careciendo de conquistas
grupales. La Vinotinto, por la que
se instauró ese mote como tal, coqueteó con lo inédito en la Copa América Argentina 2011 al clasificarse a las semifinales
del torneo y caer en esa instancia ante Paraguay a pesar de haber tenido el
merecimiento deportivo.
Sin embargo, y retrocediendo el tiempo a partir de ese 2011,
el baloncesto ya había brillado en 1992. El Preolímpico de Portland hizo
renacer el calificativo de “Héroes” con la selección que ganó su pase a los
Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.
En tierras
estadounidenses ocurrió algo histórico para una selección de baloncesto
venezolana: ganar el boleto a unos JJOO. Pero algo faltó, el título quedó
en manos de Estados Unidos. Por primera vez el equipo norteamericano convocó a sus estrellas de la NBA para un
FIBA Américas y se encontró con Carl Herrera y compañía en la final. El
ingrediente de enfrentar al “Dream Team” en el partido decisivo fue una
paradoja que quedó como una anécdota para el espectáculo.
2015 fue el momento de un nuevo Preolímpico; Ciudad de
México la sede. Venezuela llegó callada, así como fue su récord de 2-2 en la
primera fase; un registro regular que le permitió clasificarse a la siguiente
instancia. La Vinotinto del básket, sin embargo, había dejado ya una señal: vencer
a Puerto Rico.
Así como en Portland
1992, esta selección estuvo dirigida por un extranjero radicado por varios
años en el país, Néstor “Che” García. En aquella oportunidad fue el
puertorriqueño Julio Toro. La electricidad del “Che”, aunado a sus dotes
tácticos, inteligencia y sentido para imprimir pasión al juego, fue
determinante.
La selección de Venezuela acudió a México con 11 jugadores
de la LPB, y John Cox que milita en Francia. Dicho mejor que siempre: puro
talento nacional. Greivis Vásquez, único criollo en la NBA, declinó participar
en el torneo por discrepancias con el presidente de la Federación Venezolana de
Baloncesto, Carmelo Cortez.
La Vinotinto pasó a
semifinales en la raya luego de transitar un camino empinado. Venció a
República Dominicana pero después sufrió sensibles golpes cayendo por
marcadores muy cerrados ante el local México y Uruguay. Un posterior
triunfo frente a Panamá le permitió entrar al grupo de semifinalistas, aunque
empatado en puntos con República Dominicana y Puerto Rico, por haberle ganado
el duelo directo a ambos.
Llegó el turno de mostrar las cartas ante 9 piezas NBA de
Canadá en el encuentro crucial para lograr el boleto a Río. Los conducidos por
el “Che” García empezaron a dar las respuestas que todos buscaban: este equipo
tuvo una gran preparación física y mental.
García movió bien las piezas, supo rotar el quinteto cuando
debía y así también vencieron la altura de Ciudad de México.
Concentración,
motivación y confianza, trío de aspectos que se incluyeron en la receta victoriosa
en la final ante Argentina. Los albicelestes se impusieron a Venezuela en
la primera ronda pero los nuestros supieron contrarrestar las cualidades de una
de las mejores selecciones del mundo en el cotejo bonito.
Estos muchachos no se quedaron con la clasificación a los
Juegos Olímpicos, querían algo más. Ese deseo extra significó el logro más
relevante en la historia del deporte venezolano en conjunto.
No es borrar a “Los
Héroes del 41”, es sumar este resultado y esperar otros más.
Ese es el ejemplo que debe quedar de “Los Conquistadores de
México”.
Artículo para Playboy Venezuela / Octubre-2015
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