sábado, 10 de octubre de 2015

Los Conquistadores serán héroes para siempre

Foto: Cortesía

Ramón Eduardo Castro.- El tiempo presente siempre hará que un acontecimiento sea disfrutado y celebrado, pero inevitablemente lo que logra el tiempo es algo totalmente diferente: añejar el recuerdo y hacerlo más valioso.

La historia del deporte venezolano en conjunto guarda muchas emociones pero pocos resultados relevantes concretos. El más importante está archivado en 1941 cuando aquel año nacieron “Los Héroes del 41”, equipo de béisbol que se tituló en el campeonato mundial amateur luego de vencer en la final a Cuba.

El hecho se convirtió en trascendental porque construyó los cimientos del deporte más practicado en el país; con ello la propagación de la disciplina, el aumento de su auge y la consecuente creación del éxito que hasta hoy en día existe. La producción de peloteros ha sido inagotable y el reconocimiento y proyección internacional no cesa, y probablemente no cesará.

Pasó muchísimo tiempo y Venezuela seguía careciendo de conquistas grupales. La Vinotinto, por la que se instauró ese mote como tal, coqueteó con lo inédito en la Copa América Argentina 2011 al clasificarse a las semifinales del torneo y caer en esa instancia ante Paraguay a pesar de haber tenido el merecimiento deportivo.

Sin embargo, y retrocediendo el tiempo a partir de ese 2011, el baloncesto ya había brillado en 1992. El Preolímpico de Portland hizo renacer el calificativo de “Héroes” con la selección que ganó su pase a los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.

En tierras estadounidenses ocurrió algo histórico para una selección de baloncesto venezolana: ganar el boleto a unos JJOO. Pero algo faltó, el título quedó en manos de Estados Unidos. Por primera vez el equipo norteamericano  convocó a sus estrellas de la NBA para un FIBA Américas y se encontró con Carl Herrera y compañía en la final. El ingrediente de enfrentar al “Dream Team” en el partido decisivo fue una paradoja que quedó como una anécdota para el espectáculo.

2015 fue el momento de un nuevo Preolímpico; Ciudad de México la sede. Venezuela llegó callada, así como fue su récord de 2-2 en la primera fase; un registro regular que le permitió clasificarse a la siguiente instancia. La Vinotinto del básket, sin embargo, había dejado ya una señal: vencer a Puerto Rico.
Así como en Portland 1992, esta selección estuvo dirigida por un extranjero radicado por varios años en el país, Néstor “Che” García. En aquella oportunidad fue el puertorriqueño Julio Toro. La electricidad del “Che”, aunado a sus dotes tácticos, inteligencia y sentido para imprimir pasión al juego, fue determinante.

La selección de Venezuela acudió a México con 11 jugadores de la LPB, y John Cox que milita en Francia. Dicho mejor que siempre: puro talento nacional. Greivis Vásquez, único criollo en la NBA, declinó participar en el torneo por discrepancias con el presidente de la Federación Venezolana de Baloncesto, Carmelo Cortez.

La Vinotinto pasó a semifinales en la raya luego de transitar un camino empinado. Venció a República Dominicana pero después sufrió sensibles golpes cayendo por marcadores muy cerrados ante el local México y Uruguay. Un posterior triunfo frente a Panamá le permitió entrar al grupo de semifinalistas, aunque empatado en puntos con República Dominicana y Puerto Rico, por haberle ganado el duelo directo a ambos.

Llegó el turno de mostrar las cartas ante 9 piezas NBA de Canadá en el encuentro crucial para lograr el boleto a Río. Los conducidos por el “Che” García empezaron a dar las respuestas que todos buscaban: este equipo tuvo una gran preparación física y mental.

García movió bien las piezas, supo rotar el quinteto cuando debía y así también vencieron la altura de Ciudad de México.

Concentración, motivación y confianza, trío de aspectos que se incluyeron en la receta victoriosa en la final ante Argentina. Los albicelestes se impusieron a Venezuela en la primera ronda pero los nuestros supieron contrarrestar las cualidades de una de las mejores selecciones del mundo en el cotejo bonito.

Estos muchachos no se quedaron con la clasificación a los Juegos Olímpicos, querían algo más. Ese deseo extra significó el logro más relevante en la historia del deporte venezolano en conjunto.

No es borrar a “Los Héroes del 41”, es sumar este resultado y esperar otros más.


Ese es el ejemplo que debe quedar de “Los Conquistadores de México”.

Artículo para Playboy Venezuela / Octubre-2015

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