lunes, 22 de agosto de 2016

Brasil: Un oro para iniciar la reconstrucción


Cortesía: EFE
La selección brasileña de fútbol logró finalmente su deseo más esquivo: el oro olímpico.

Así, el gigante de América del Sur cristalizó ante Alemania la gesta en el escenario soñado, el que a su vez podía significar nuevamente el de la trágica sentencia. Esta vez Brasil, con todo y los penales, provocó el éxtasis total de su estadio. Para las nuevas generaciones solo significará un golpe devuelto por el 1-7 del Mundial 2014, pero en realidad, Maracaná se hubiera vuelto a derrumbar por no poder soportar otra herida mortal.

Los europeos se tomaban la final como algo más sencillo y preciso: una final de JJOO. Suficiente argumento aquí y en donde sea. El juego decisivo no era precisamente una revancha del 'Mineirazo' de hace dos años; no cabía esa palabra entre dos equipos radicalmente distintos más allá de la bandera que representaban.

El anfitrión de Río 2016 sí tenía todo el peso encima: su casa, el oro perdido y el gran rival teutón. Era gigante la responsabilidad.

Mi inciso para explicar el porqué de este artículo es simple: vi sufrir a Brasil en Belo Horizonte; por eso hablo de ella.

El mayor ganador de Mundiales tiene a su peor generación en décadas.  De hecho, hablar de peor es injusto para la escuela brasileña. Creo que no se trata de peor o peores, es que nunca ha existido, probablemente, ninguna mala generación.

Esta lamentablemente no tiene a cuatro o cinco figuras excluyentes y una plantilla de nivel, solo algunos buenos defensores y una estrella. Sin embargo, el triunfo en los JJOO puede ser su punto de inflexión.

No se va a tratar de hacer magia ni de hacer un milagro de manera inmediata; tampoco de que todo el equipo campeón de Maracaná vaya y sustituya a la selección de mayores, no. Se trata de dos cosas: profundidad y más talento, y un motor innegable de motivación.

Brasil consiguió lo que los años le negaron, poder volver al primer lugar. No pudo en los últimos Mundiales ni tampoco en las más recientes Copas América, pero ahora sí. Su Confederación tiene una gran oportunidad, así como su DT Tite, para tomar lo mejor de este logro.