jueves, 11 de junio de 2015

El sabor único de la Copa América


Fui a mi primera y única Copa América hace ocho años, cuando se hizo en mi país. Venezuela también era primeriza como organizadora en 2007.

Fue mi estreno en un evento grande del fútbol y lo hice en compañía de la mejor pareja del mundo, y de un amigo de mil batallas.

En muchos sentidos fue una travesía: desde la obtención de las entradas hasta el traslado interminable en autobús. De que llegábamos, llegábamos, pero con tanto desorden con el proceso de venta de los boletos, tenerlos en nuestras manos no iba a ser una garantía.

Una vez cumplido ese milagro nos dispusimos a irnos inmediatamente al estadio donde ya jugaban Uruguay y Bolivia, y hallé una huella que siempre busco: la de ver a un jugador que haya pertenecido aUnited; allí estaba Diego Forlán.

Terminado ese encuentro llegó la hora de la cita real, por la que fuimos a San Cristóbal. "El Templo" aguardaba por Venezuela.

Cada 30 de junio lo recordaré y hasta que muera seguirá siendo así. Esa tarde-noche lluviosa se convirtió en una de las siete maravillas de mi vida. No hay momento sin persona ni emoción sin amor.

Asistir a un torneo grande te deja muchas sensaciones. Ser parte de una reunión organizada en tu región es algo especial. La Copa América deja ver lo más bonito que el latinoamericano tiene: hermandad, alegría y buen humor.

Si a esos ingredientes le agregamos que desde Suramérica se erigen los más grandes futbolistas del mundo, que el planeta fútbol se alimenta de nuestra zona constantemente y que en la actualidad el nivel de la mayoría de las selecciones es muy alto, quiere decir que Chile 2015 será una gran Copa.

Al margen de lo opaco que se ve el fútbol desde la FIFA, este es un deporte noble que todo lo puede lograr. El fútbol alcanza metas más allá de un campo de juego.

Esta vez toca ser espectador de la Copa desde el norte, pero solo separado por una distancia, la geográfica. 

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