En la vida, todo tiene una premisa, todo tiene un inicio, una base, una idea. Después de crecer siempre opté por pensar mejor las cosas por ejecutar y no dejar de seguirles el paso mientras avanzaban; tampoco es que me convertí en un cuidador obsesivo de detalles pero siempre trato de estar pendiente de todo.
No sé si todos los que estamos en esto de la radio o de la televisión, siempre quisimos ser deportistas, en este caso futbolistas; yo sí. Siempre vi en un gol la mayor expresión de emoción que podía existir, y es así, pero como el fútbol es tan grande, así no los haga uno, se sienten como cuando marcamos en la Pre B, la Pre A o la Infantil C.
Justamente por esa época uno soñaba con jugar en la selección, mismo sueño que se reforzó con el paso de los años, el que crecería por naturaleza y que llevó a Venezuela a empezar a entrar en la élite mundialista, ya una vez en 2009 y ahora en este 2013.
Creo fielmente en la evolución sostenida, y si hablamos de bases, el ir a dos Mundiales juveniles, abonan el camino para ir al más grande, el de los mayores.
Todo tiene un inicio, ciertamente y hoy, en uno de los días después de, más recordados de la historia de nuestro fútbol, sólo hay un sentimiento de agradecimiento a los vinotinto sub-17 y a Rafael Dudamel. No pudo ser mejor el inicio de esta editorial, no pudo haber existido un motivo más importante que éste; por eso es que cuando las cosas son, son, no hay excusas; simplemente todo nace.
Es por ti, Venezuela; a la distancia se sintió cercano el mensaje y eso es lo que logra el fútbol.